miércoles, 22 de junio de 2011

¡Si hay coito no es petting!






Petting es el término que utilizan los anglosajones para denominar ese gran abanico de juegos, caricias, masajes, y lo que se nos ocurra, que rodea las relaciones sexuales.

Esto enriquece en dos líneas igual de importantes, la sensitiva o física, y la emocional. Hay una relación directa entre la cantidad de tiempo que se dedica a la estimulación propia y de la pareja y el placer sentido. Asimismo, es sabido qué tanto la mujer como el hombre necesitan a mayor edad mayor estimulación, variada y diversa, para alcanzar un nivel de excitación suficiente que proporcione una respuesta satisfactoria. Cuanto más tiempo se dedique a la estimulación propia y de la pareja, tanto más placentera será esa relación, y, llegado el orgasmo, tanto más intensamente se vivirá.

Desde un punto de vista emocional, el darnos ese tiempo para un contacto más provocador e insinuante, antes, y más delicado y relajante, después, nos brinda la oportunidad de comunicarnos, de llegar a la pareja y de que ella llegue a nosotros. Porque no debemos olvidar que ante todo, es comunicación, y la comunicación no es siempre verbal. Las caricias, los pellizcos, los besos, los suspiros, una ducha “a dos”, un masaje con aceite de bebés..., todo vale dentro de esa comunicación, dentro de ese petting.

Muchos al terminar el acto sexual saltan a la ducha y no se permiten un momento de relajación juntos, de un masaje incluso después del acto sexual que relaja y permite la comunicación más intima mientras se practica, pudiendo hablar de temas varios como vuestros temores, preferencias, gustos e incluso intimidades que no os habéis atrevido a comentaros pero que en ese momento de cercanía y relax salen a la luz.

Por eso, todo el tiempo y dedicación que asignemos a los preámbulos y prolegómenos de nuestras relaciones de pareja – válido y aplicable a la autoestimulación- es una inversión de frutos asegurados, tanto emocionales como físicos.

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