viernes, 22 de julio de 2011

cuando todo funciona menos el sexo o al revés


En la vida de dos personas que conviven con un grado importante de compromiso de vida en común, existen varios niveles de relación. Son unos compartimentos relativamente estancos que discurren por sus propios cauces.

Sexo = comunicación emocional

El sexo constituye uno de esos niveles en los que una pareja establece un canal de comunicación emocional y placentera que sirve para reforzar el vínculo además de satisfacer necesidades personales de alivio para las tensiones sexuales.

Conviene señalar que, pese a todo, cada miembro de la pareja mantiene un espacio sexual privado donde el otro no tiene cabida, o sólo la tiene de un modo parcial. Un espacio íntimo donde se satisfacen las tensiones sexuales propias, con la rapidez que no proporcionan las relaciones sexuales compartidas; siempre más laboriosas. Sucede como en el resto de la vida. Los humanos son seres sociales permanentemente orientados hacia el exterior, pero con frecuencia necesitan momentos de soledad en los que disfrutar de la lectura, de un libro o, simplemente, de sus propios pensamientos. En la vida sexual sucede lo mismo.

Etapas de la vida sexual

La vida sexual en pareja pasa por etapas. Antes de la convivencia y en las primeras etapas de la misma, las relaciones sexuales ocupan un lugar muy importante en la relación. Está en relación con la duración del amor pasional. Pero, las pasiones gastan mucha energía síquica y física; por eso tienen un periodo de duración corto, porque el organismo no lo soportaría. La duración del amor pasional (con mucho sexo) dura entre ocho y dieciocho meses. No más. Tras eso, el sexo se atempera y ocupa un lugar en la vida de la pareja, pero no necesariamente el más importante.

Cuando llega la crisis sexual

Por todo lo anterior, puede suceder que una pareja que se lleva bien en todos los aspectos de la vida vea mermada progresivamente su frecuencia de actividad sexual compartida. Sobre todo si otras facetas de la vida en pareja (hijos, trabajo, cuidados familiares…) les absorbe mucho tiempo. Y se puede llegar al extremo de que las relaciones sexuales se realicen con frecuencias muy bajas (una vez al trimestre, al año…) sin que por eso se deterioren otros aspectos de la relación.

No hay mucho que hacer en estas ocasiones. Porque las relaciones sexuales no están ausentes por falta de motivación, sino porque el tiempo y las energías están absorbidas por otras cosas. En tales casos simplemente convendría que de vez en cuando la pareja buscara espacios donde poder encontrarse a solas…, incluso sexualmente.

Cuando el problema no es sólo la falta de tiempo o el cansancio y existen causas más profundas para la ausencia de relaciones sexuales con la pareja, es necesario indagar en estas causas e incluso a acudir a terapia de pareja para ponerse en manos de un profesional si realmente esta ausencia de sexo nos provoca un problema.

Relaciones sólo basadas en el sexo

La situación contraria en una pareja puede traer aún más problemas que la ausencia de sexo en determinadas etapas de la relación. Es decir: una pareja que se lleva mal en todo, que no coincide en nada, pero son unas fieras en la cama y disfrutan de una vida sexual abundante y placentera.

En tales casos, si lo único que les une es el sexo, el futuro de la convivencia, que exige un proyecto de futuro en común, se encontrará bastante comprometido. Porque el sexo es importante, pero no puede ser lo único y exclusivo que une a una pareja. Por eso, una pareja unida sólo por el sexo, sufrirá en los demás ámbitos de la vida y tendrá poco futuro. Salvo que se trate de una pareja que lleva una vida personal individual, cada uno por su lado, y sólo se encuentran para mantener relaciones sexuales. Pero eso es otra historia.

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