En el saber popular se encuentra la perenne fantasía en la que el varón se imagina a dos mujeres teniendo relaciones sexuales entre ellas. Una extensión de dicha fantasía es la del hombre montándose un trío con dos chicas. Muchas veces la fantasía es propia de alguien a quien le apetecería abandonarse y ser agasajado por un par de mujeres hermosas. Bueno, después de todo fantasear es gratis, y en su justa medida puede añadir un toque extra a las relaciones sexuales y a la sexualidad de cada persona.
Otra cosa es la realidad. Aunque sean muchos los hombres que pueden desear tener un ménage à trois, no lo son tantos quienes han conseguido llevarlo a realidad. No obstante, algunas personas se sorprenderían lo que callan muchas parejas de su entorno. Es una práctica que tuvo un cierto apogeo en la década de los 60 y que disminuyó debido en parte a las limitaciones en tiempo de otras épocas y a la amenaza del sida de las últimas tres décadas en particular.
Con respecto a lo que callan muchas personas y parejas que podemos conocer en nuestra vida cotidiana, gente de nuestro entorno, encontramos una buena variedad de historias de experimentación sexual. Hay parejas que esporádicamente invitan a alguien a participar en sus relaciones sexuales. Habitualmente, es el varón quien toma la iniciativa y la invitada suele ser una mujer. Así, el trío lo forma él con su mujer y otra chica. Son pocas las veces en que es ella quien toma la iniciativa y cuando el invitado es otro hombre. Sin embargo, para las mujeres no es infrecuente la fantasía de ser penetradas por dos hombres a la vez.Cuando el que propone el trío es él, la mujer puede aceptar este tipo de situaciones debido a un condicionamiento sumiso. Muchas veces si por ellas fuera, no participarían en tríos. También es cierto que hay otras que consiguen 'condimentar' su vida sexual por medio de tríos de vez en cuando.
Otra situación completamente distinta es la de tres personas que sostienen un romance entre sí. Como cabría esperar, los casos son menos comunes. A veces es triste constatar la ingenuidad con la que aparentemente se plantean tales opciones y luego se abordan para hacerlas realidad. Al principio puede parecerles como un juego, arriesgado pero inofensivo. La verdad es que pueden llegar a introducir una buena dosis de caos en la pareja. De ahí que es importante pensárselo muy bien antes de meter a una tercera persona en la relación y en la cama.
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